domingo, septiembre 19, 2004

La madrugada no tiene corazón.

Hoy es el típico día en el que uno se plantea éso de "no vuelvo a beber más"... Con la cabeza dando tumbos (y ardor en el estómago) todavía no entiendo cómo el cuerpo tiene tanto aguante.

Por fin se han acabado las fiestas de mi pueblo; hago balance y el mejor de estos tres días es el jueves. El viernes me tuve que ir pronto porque al día siguiente tenía la boda de mi prima; otro día haré una crónica rosa, que creo que lo merece. Sólo dos apuntes: la madre del novio (que parecía Paloma Rocasolano en la boda de Letizia) y mi prima Lourdes (la Paloma Cuevas de mi familia, que aunque sean trapitos prestados no veas cómo los luce la niña...).

El sábado no estuvo mal: más risas con Laire en los momentos más críticos de la noche (siempre cuando íbamos al "baño" --> por no decir matorrales del campirri), mucho alcohol, mucha comida grasienta (de la que hoy me arrepiento) y mucho PP (a Albert y a mí ya nos han colgado la etiqueta de tránsfugas, pero ambos sabemos que todo es fachada y que sabemos interpretar muy bien, me lo dijo La Rebe); y a todo esto yo todavía estaba haciendo la digestión del banquete nupcial.

Así que hoy mi madre me ha planteado un día a dieta estricta de manzanilla (mi estómago no ha reaccionado ante su exquisita ensaladilla) y el descanso en un día como éste me va a venir muy bien... Y es que odio los domingos.

Besos

(Antuán, espero que hoy no te quejes de la extensión del post...).


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