miércoles, septiembre 15, 2004

Te echo de menos.

Y no se trata de una canción de Tamara (la buena) sino una sensación que tuve ayer cuando leí un correo de una gran amiga y compañera: Inma, otra más de mis Psicólogas que pronto se casa y que lleva unos cuantos meses insistiendo e invitándonos al nidito de amor que compartirá con su novio Miguel.

Y también me acuerdo del Tellme, de Bulma, de Ainara, de Rosita... La verdad es que está pendiente ésa quedada, y ahora que la mayoría estamos en paro no tenemos ninguna excusa.

Mientras me "atacan" las ventanitas del messenger (la mayoría son gente que he conocido en un chat y que me echan en cara que no salude...) pienso en lo que voy a escribir. Podría ponerme tonto y explotar el título del post, pero no me apetece ni deprimirme yo ni deprimir a nadie (no es nada relacionado con ningún amor, afortunadamente continúo soltero y creo que me está viniendo estupendamente bien) suficiente fue la tarde que pasé ayer con mi querida Gilda (The happiness... of?).

Me acuerdo cuando vi el trailer de una peli que se llamaba "Nada en la nevera", me hizo mucha gracia una escena en la que salía María Esteve (laaacitos, macarrones, espaguettis...) al lado de un teléfono diciendo: "Llama, llama, llama..." esperando al chico de turno. Creo que a todos nos ha pasado alguna vez, pero yo nunca lo había vivido cuando lo que esperas al otro lado es una voz ofreciéndote trabajo... Menos mal que todavía vivo con mis padres, si no me sentiría más identificado todavía con lo de "nada en la nevera".

Por cierto, lo mejor del día: el partidazo de tenis que me he vuelto a pegar con Antuán y la pedazo comida en familia en "La Capitolina" (no se qué celebrábamos, pero como dice mi abuelo, el caso es celebrar algo). Si alguien come allí alguna vez, mi recomendación es la "suprema de pollo a la king": Pechuga de pollo rellena de paté con salsa de champiñones, rico, rico, rico.

Pues nada a ver si llega pronto Laire de ver al churri jiennense para irnos de fiesta y poder, por fin, pegarme una pijá a reír (el año pasado me pasé una noche entera llorando de risa en las fiestas, porque esta niña estaba convencida de que en los paquetes de tabaco habían puesto que los cigarros tenían veneno en vez de Benceno... en fin, hay que vivirlo).

Nos vemos.

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