viernes, septiembre 10, 2004

Ojos golfos y vidriosos.

Hoy estoy algo espeso, y es que ayer me "sacaron" por la noche después de unos cuantos días de vida sana y sin alcohol (como la cerveza).

He estado malo con anginas de ésas infectadas con bacterias que se te pegan y que luego cuesta tanto deshacerse de ellas (viva Kofron Unidia); he dejado de fumar durante una semana, salí poco de fiesta con lo que ahorré unas pelillas... ¿Todo para qué? Para que llegue el jueves, te encuentres mejor y te venga un colega animándote al jaleo.

De repente todo se demorona, miro el cigarro que tengo entre los dedos, la copa de Saphire con ese brillo tan característico y en esa terraza tan de moda y tan fashion, miro el reloj: las 2 menos cuarto de la mañana... "Pronto" pienso. Mi colega me mira con ojos golfos y vidriosos, la ginebra empieza a hacer efecto. Me paro a pensar en mí, me siento sobrio y me alegra pensar que al día siguiente no tendré resaca... Pero los ojos golfos y vidriosos me siguen mirando hasta incomodarme. Pienso en mi cama, pienso en mi resfriado recién curado, pero también veo lo que me rodea (ganado fresco y apetitoso) y por primera vez mi situación laboral (nula) es un motivo para irme sin pensar en el madrugón del día siguiente... Mi colega duda ahora, mañana trabaja y bosteza un poco, pero ahora soy yo el que le anima. "Vámonos"...

Pienso en el dinero que me puedo dejar esta noche, pero la ilusión de que sea algo especial se antepone a lo económico. "Mañana no salgo y ya está"... (¿Alguien se lo cree?).

Taxi, Equinoccio, gente, borrachos, "kinkis", chulazos, guarrillas enseñando el tanga... "¿Y esto es lo mejor de salir un jueves?" le pregunto a mi colega... No obtengo respuesta pero su mirada golfa es cada vez más convincente de lo acertado de nuestra decisión.

Copas, bailoteo, confesiones, miradas con otros y con otras que pasan a nuestro lado con curiosidad... A las 4 y media decidimos emprender la marcha hacia la cama, y algo mareados y confusos entre los que se siguen pidiendo sus licores, salimos del garito con la cabeza bien alta como aquel que sale de la fiesta de la Preysler. En cuanto estamos fuera del alcance de las miradas que nos han perseguido durante la noche, agachamos la cabeza y nos arrepentimos (un poco) de nuestro estado.

Largo camino hacia casa, coches que pasan pitando a nuestro lado y las ganas de no volver nunca más a ese antro de pijos y desvergonzados.

¿Qué plan habrá esta noche?. Luego llamo a mi colega.

Un besazo enorme para Logansan, que sigue los pasos del blog desde sus entrañas, ¡¡¡MUCHAS GRACIAS POR TODO!!!!.

Y otro para la Duquesa de Comillas, colega y gran apoyo en mis años de carrera. Nos hemos entendido muy bien y hemos sido referencia de muchos a la hora de explicar temas de Psicología... Suerte en tus últimos años... (Huye mientras puedas, que no hay curro...).

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