martes, octubre 05, 2004

Igual que un actor cuando no quiere hacer declaraciones acerca de sus proyectos televisivos o cinematográficos, así me siento yo ahora que me han surgido un par de entrevistas de trabajo. Sintiendo que la esperanza es lo úlitmo que se pierde, todavía tengo un halo de inseguridad que me hace sentir perdido en este mundillo de parados.

Ayer tuve una entrevista para Ejecutivo Comercial, vamos, comercial de toda la vida; la cita era en Suances a las 9 y media, y aunque el puesto me interesaba bastante poco, fui porque no tenía nada mejor que hacer a esa hora (bajar en autobús a primera hora me hizo sentir más útil que estar navegando por Internet echando la frustrada currícula en empresas imposibles dada mi formación académica).

El caso es que al entrevistador le gusté y me dijo de empezar el viernes con el curso de formación y así el lunes ya podría estar pateándome las calles de ésta, la capital. A pesar de que caminando se refuerzan los glúteos y se puede conseguir un tipo muy mono (eso dicen los carteros de Correos), el perfil de comercial nunca me ha atraido, y siempre me recuerda a una viñeta de Mafalda en la que se presenta un comercial en su casa:







Que no me veo... que no.

Esta tarde tengo una entrevista en un Instituto de Investigación de Mercados, por lo que parece que de lo mío también voy a tener posibilidades. Los nervios todavía no han aparecido así que hablaré poco del tema para evitarlos.

Besos a todos y suerte a mis compañeros de búsqueda (Pilarinchi, Josechu, Gilda...).


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