domingo, abril 10, 2005

Vía libre

Nunca me hubiera imaginado que un capítulo de Al salir de clase se hubiera podido convertir en un claro reflejo de lo que me ocurrió ayer por la noche.

A falta de carpetas forradas de Brad Pitt u otros ejemplares que despiertan las hormonas de las más adolescentes, unos amigos y yo nos juntamos como cualquier otro sábado por el centro de la capital. La noche transcurría sobre ruedas, las copas volaban a un ritmo más lento que otros días y la noticia de posibles caras nuevas a lo largo de la noche activó nuestras defensas hormonales.

La cita con las (caras) nuevas era a la 1 en uno de esos bares pequeños que sobrepasan el aforo desde el primer momento que abre sus puertas. No era muy alentador, pero la idea de conocer gente me hacía ver el vaso "medio lleno".

Por fin nos encontramos, nosotros somos tres, las (caras) nuevas también son tres, así que comenzamos a intercambiar palabras y frases hechas cuyo único fin es hacer un escáner rápido de primeras impresiones. Tardo poco tiempo en rellenar la ficha técnica de cada una de estas caras desconocidas; una de ellas (CARA 1) me cae mal, otra me parece de lo más interesante y atractiva (CARA 2) y la otra (CARA 3) se queda en "simpática" (que no es poco).

Miro a uno de mis compañeros y veo que se está fijando de manera descarada en la misma cara (CARA 2) que me ha llamado la atención a mí... ya comienzan a sonar las primeras notas musicales de la famosa serie de Telecinco...

Voy a la barra para apagar mi sed y relajar la presión que me supone la atracción tan fuerte que he sentido por CARA 2. Se acerca mi amigo y me corrobora lo que ya me imaginaba; comienzan las negociaciones: "Que si te gusta a tí... yo me quito de enmedio"; mi cara lo debió de decir todo: ni tengo 15 años, ni las Olimpiadas han llegado todavía a Madrid, ni la noche quiero que se centre en conseguir placas y medallas.

Pero daba igual, al final se convirtió en competición, CARA 2 parecía hacerme más caso a mí (a pesar de intentar mantener distancias por mi parte) lo que despertó el lado más frío y desagradable de la noche... Cambiamos de garito y en el camino mi amigo se "declara" a CARA 2... batacazo... CARA 2 se acerca a mí y me lo comenta... yo sonrío y sigo caminando pensando en coger el autobús a casa cuanto antes... (Al salir de clase no ha hecho más que comenzar).

No pienso recordar tan exhaustivamente lo que pasó después, pero no me gustaría dejar pasar ciertos comentarios que salieron de la boca de mi "colega", como:

"Me siento fatal, ahora mismo no hago más que pensar en por qué estás aquí, no deberías haber venido"
"Yo sé que a CARA 2 le gustas tú y ya ha pasado algo entre vosotros"
"¿Te vas? Qué bien, así me dejas vía libre"

Esta mañana me levantaba riendo mientras recordaba sus palabras... y como nunca me había pasado algo así, me apetecía contarlo, por supuesto, mientras una enorme sonrisa se dibuja en mi careto. ¿Y qué siento? Satisfacción por estar por encima de todas esas cosas (algo que le hice saber a mi colega antes de irme), y la posibilidad de ser un excelente guionista de una de esas series juveniles de éxito.

P.D. reflexiva: Aún así, mi colega siempre seguirá siendo mi colega, creo que la noche confunde a unos más que a otros y estas cosas no hay que tenerlas en cuenta.

Feliz semana desde el CBC.

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