Me voy de casa... Cómo me gustaría poder decirlo, pero estas cosas me temo que no surgen de un día para otro.

A pesar de que Gilda y yo llevemos planeándolo durante mucho tiempo, el gran paso no lo daremos hasta que no nos dé la vena de nuevo y empecemos a imaginarnos nuestras vidas diáfanas, en luminosos lofts y rodeados de una decoración minimalista... o popera, o rollo Ikea, o con una gramola enorme en el salón...

...y nos levantemos un día y nos dejemos notas en post-its pegados en la nevera, tipo: "Esta noche vienen Juanito y Pepito a cenar"; o "Gracias por la charla de ayer... espero que no te haya costado mucho levantarte"... mariconadas que se nos ocurren en eternos cafés y que tanta emoción suponen para nuestras vidas (al menos para la mía)...

...cada día una fiesta distinta: "el día de la fiesta nacional", y nos dediquemos a hacer tortillas de patata, pinchos morunos, paella, banderines rojigualdas por toda la casa (pequeña pero funcionalísima); "el día de la cuchara", y entonces todos los invitados tienen que traer una cuchara (poco a poco nos van montando el mobiliario); "el día de los 70", y nos pasemos el día fumados, con floripondios de papel pinocho en la cabeza y las gafas de sol de mi madre...

...y así nos da por imaginarnos hasta a los vecinos: la pareja gay del 3º, la maruja asesina del 1º, el funcionario extraño del 5º, el chico tan simpático del 2º que va al mismo gimnasio que nosotros y que pronto le invitaremos a cenar...

Que necesito un cambio de aires, que me han dicho que hay una página de Internet con ofertas interesantes y voy a empezar a mirar, a ver si en un par de meses...

Nos vamos, ¿no?