domingo, noviembre 21, 2004

La noche de los clones.




Sí... el viernes estuve en Gabana con Josechu y Pepita. La historia de cómo acabamos allí es bastante larga, así que intentaré abreviar.

La noche empezó en Trago's a base de calimochos (Josechu y yo), cervezas (Pepita) y entre bostezos y servilleteros a modo de almohada por parte de Pilarinchi.

Sin planes a la vista, Pepita decide darle un toque a su hermano Kike para unirnos a él. Kike Pinna (o "el apuesto y joven empresario", que fue como le llamó la revista "Sorpresa" cuando mantuvo una fugaz a la par que intensa relación con Carmen Morales) es un tío enrolláo, que se lo pasa bomba, cobra una pasta, es simpátiquísimo y todavía vive con sus padres... de mayor quiero ser como él (por lo de que se lo pasa bomba, claro...).

Primero fuimos a uno de esos bares pijos de la zona de la Castellana (Shabay), aparcacoches, mucha niña mona pero ninguna sola y house comercial en el ambiente (amenizado por un tío que tocaba el saxo en vivo). Kike nos invita a unas copas y flipamos bastante con la peña: putillas a su alrededor intentando cazarle, pijos redomados, homosexuales reprimidos y un Julio Aparicio (el torero) bastante borracho y/o encocado (y con fama de ser bastante corto... cortito...).

Después de un par de copas más Kike nos anima a cambiar de bar y nos da una serie de nombres para entrar sin problemas en otros locales más chics todavía, uno de ellos es Gabana y yo convenzo al resto para conocerlo (a lo mejor está por allí Terelu y podemos comprobar su metro veinte de estatura y su 120 de pecho... qué maldad).

Tenemos problemas con el gorila de la entrada: o pagamos 42 euros por persona (sin copa) o no nos dejan pasar. Pepita saca sus armas de RR.PP profesional y comienza a recitar las instrucciones de su hermano:

- ¿Está Babi?- dice Pepita sacando pecho y tragando saliva.

-¿Quién le busca?- dice el gorila mientras nos examina a Josechu y a mí, y nosotros le devolvemos una sonrisa intentando mostrar seguridad e indignación por este recibimiento.

-Venimos de parte de Enrique Pinna...

Tensión, miradas entre los gorilas, y se nos abre el paso como la puerta de Sésamo...

Sorprendidos por la situación y alucinando por lo que es capaz de pagar la gente para estar en un sitio como éste, bajamos corriendo a pedirnos unas copas en honor a Kike (y que gracias a su aguinaldo nos salen gratis) y miramos los clones que bailan en la pista: ellos con camisas claras, pantalones de pinzas y algunos con chaqueta de pana marrón; ellas más variadas pero con las mismas poses y la misma forma de bailar y de mirar por encima del hombro que las hacen tan similares. Ningún famosete a la vista... y entonces, ¿cuál es la atracción de este sitio? ¿qué tiene esto que no tengan los demás?...

Copas caras, ambiente rancio de pijismos, cocainómanos, mafiosos, prostitutas y trajes de Armani, frente al imperio Inditex que resonaba en nuestras prendas y que lucíamos orgullosos...

Echamos un par de bailes al son de un house comercial y de alguna canción que nos sabíamos (Call on me...), comentarios y miradas cómplices entre los tres, y las ganas de huir de allí cuanto antes para poner los pies en la tierra.

Salimos del (decepcionante) garito con una piruleta de corazón en la boca (que nos había costado... casi 2 euros!!!) y apartando nuestras miradas de los gilipollas que se agolpaban en la puerta para recoger sus deportivos.

"Estaríamos mejor en el Long Play" dice Josechu... y yo por esta noche le doy la razón.

Lo mejor:

- La mini-conga que nos montamos los tres en la pista de baile.

- La falta de identificación con sitios como este.

- Kike, que nos hace experimentar estas cosas (de todo se aprende).

- Josechu y su despiste entrando en dirección contraria por Goya.

- Pepita llamando "nena" a las camareras e intentando pagar las copas con la tarjeta del zoo.

- Y las piruletas del final.

Y esssoooo....

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