jueves, octubre 07, 2004

Entrevista a las 9 y media en Príncipe de Vergara (New Tandem ETT); 8 personas y yo competimos por un puesto de teleoperador para Línea Directa Aseguradora; presentaciones y primeros perfiles para la "seleccionadora"; prueba telefónica, la paso; ahora somos 4. Test de ortografía y ciertos minutos de espera... Prueba en el ordenador de Word, la paso; nos quedamos 2. Miradas entre Borja (así se llamaba "el otro") y yo de falsa complicidad, al fin y al cabo en ese contexto somos como rivales, me lo dicen sus ojos. Aparece otra persona de la ETT y nos hace preguntas acerca de nuestro interés en el puesto, nos explica que somos los perfiles que busca su cliente. Borja acepta emocionado... yo me retiro justificando que Trescantos no me viene bien... Me dan un día para que me lo piense, sonrío y asiento con la cabeza, recojo mis cosas y me marcho saludando a la secretaria tan maja de la entrada y se despide el resto de la oficina de mí. En el ascensor ya sabía mi respuesta: No.

En mi cabeza resuena "DYM" (ni medias ni calcetines) y me alejo del inmenso edificio de empresa con la satisfacción de haber sido uno de los seleccionados.

Emocionada, mi madre se siente más satisfecha que yo, a pesar de que los dos sabemos que ahí no está mi futuro (de momento); siento cierta tensión y el día empieza a torcerse.

A las 3 de la tarde me sorprende la llamada de Ainara, compañera de la facultad, pero ante todo gran amiga. Tan impecable como siempre y con sus gafas fashion me recoge media hora más tarde para tomar un café. Mientras lo tomamos pienso en lo bien que le sienta todo a esta chica, tanto la decoración del local como la taza que sujeta entre las manos le hace juego con lo que lleva puesto. Increible. Pasada una hora le llama otra compañera de facultad que, casualmente está trabajando en este pueblo a su pesar, es Ana-Max-Estrella... Nos juntamos y nos echamos unas risas, pero siento más tensión todavía al contarles mis experiencias laborales.

A las 6 café con Gilda, por unos motivos u otros aparece a las 7 menos veinte; mientras espero me agobio y me acuerdo de Ovejitas con la que he quedado a las 7 y media cerca de mi casa. Aparece Gilda y descargo... estallo... exploto... y me siento fatal. Ella me responde con la misma moneda, lógico, razonable y comprensible (y porque no hay más sinónimos que si no...). Me achanto, no me gusta cómo me siento, ella no tiene la culpa, pero ése es uno de mis grandes defectos: descargar con quien no debo. Minutos de silencio nos separan, no se qué decir, me disculpo, lo rechaza y nos sentamos en un banco. Perder el tiempo es algo que no me gusta, y lo estoy haciendo ahora al aguantarme tantas cosas que me gustaría decirle. Le pido un abrazo... y se ofrece a darme mil más. Volvemos a sonreir y a nuestra complicidad a pesar de sus dolores y su malestar general. "Capullo" pienso para mí.

A las 8 paseo con Ovejitas y Balamba hasta el pueblo de al lado, hablamos y me descubro sonriendo... siento que ya empiezo a relajarme, que el abrazo de mi "imposible pareja de hecho" y los oidos de mi acompañante son la mejor terapia que me puede pasar.

Ahora entiendo lo que me decía mi madre desde pequeño: "Tienes que aprender a contar hasta 10, o hasta 20 si hace falta". Sabios consejos, ahora sólo queda aplicarlos.

GRACIAS!!

�z)C0A