Una versión sobre el cuento de la lechera...

El póster de un dibujo de una brasileña carnavalesca invitando al jolgorio y al despiporre en una fiesta rave de la Trip Family del año 2002 dominando mi habitación; el reencuentro con mis discos de Uncle Kracker, Carlos Jean y Fangoria; mis sudaderas neoyorquinas con capucha de la factoría Inditex... pequeños detalles que me impulsan a buscar novedad y cambio en lo que me rodea.

Una antigua compañera de facultad me comentaba años atrás que cuando te da por darle la vuelta a tu habitación es reflejo de una proyección freudiana sobre tu vida en general. Y es que a mí me pasa más o menos lo mismo: aprovechando mis últimos días de parado (si todo sigue como hasta ahora, el 2 de Noviembre me incorporaré a la vida laboral) busco cosas que marquen el cambio que me espera, ya sea plantando pósters estimulantes en la pared de mi cuarto, pidiendo a gritos aires nuevos en mi cultura musical -Logansan me ha prometido un recopilatorio "romero" para mi cumple-, o buscando nuevos sitios donde Gilda y yo podamos tomarnos un café dando la nota con nuestras carcajadas ("The happiness of...").

De hecho Gilda se quiere poner un piercing en el labio, y dado mi actual momento-Ikea ("redecora tu vida") hasta me he planteado plantarme yo otro o hacerme un tatuaje (para dar más detalles, me gustaría una mosca china detrás de la oreja... y no es coña).

Otro pequeño detalle que me gustaría incorporar a mis posesiones es una cámara digital, y eso que yo no soy muy de "caprichos electrónicos", pero me hace mucha gracia eso de poder tener fotos de mis amigos cuando quiera, de la perra de Ovejitas mientras la sacamos de paseo, o esas fotos tomadas al azar que le dan un toque artístico y que sólo el que las hace sabe lo que significan (una muestra de muchas de ellas se pueden encontrar en el mundo Fotolog.net).

Asi que mientras el cielo se desploma sobre la ciudad de Madrid y las nubes se quedan a gusto regalándonos agua para rato, yo sigo soñando más cosillas para cuando cobre mi primer sueldo...

El libro de Lucía Etxebarría, el disco de Marlango, un viaje a Roma, la posibilidad de apuntarme a un gimnasio... creo que también tendré que ahorrar un poco si encima me quiero ir de casa...

Puf! Qué malo es no tener nada que hacer...