Ya nos vamos...

Hoy es el último día en la oficina antes de que acabe el año, muchos nos vamos de vacaciones y entre unos turnos y otros, algunos no nos vemos "hasta el año que viene".

Es una hora temprana para el día que es, ayer por la tarde abundaban las maletas en el metro, en el tren... se respiraba ambiente festivo mientras mi corazón palpitaba más lento que otras veces. No se si será que el gimnasio me está quitando energía, pero la ilusión que anuncia el calvo se ha esfumado, no me apetece demostrar nada, cada vez entiendo menos esta época del año, y ni siquiera mi cumpleaños ha podido con la apatía y anhedonia que ahora mismo domina mi estado de ánimo.

Aún queda un hilo de esperanza, mi escapada durante cuatro días, pero la familia tampoco es algo que me motive últimamente, de hecho mi meta en estos meses es huir de ellos, hacerme con un espacio íntimo y lejos de las obligaciones o demandas de aquellos de los que sólo he heredado unos apellidos que poner en el carnet de identidad...

En fin, espero que los días que se avecinan sean de los buenos y me fosilicen la sonrisa que sí he elegido como carta de presentación.

Besos para todos.

Feliz Pre-Navidad

Y parece que acaba el año y las cosas han ido evolucionando como si nadie me hubiera avisado de lo que pudiera pasar.

Me enciendo un cigarrillo mientras preparo uno de los acontecimientos más importantes desde hace bastante tiempo, reflexiono y me siento como si hubiera ganado algo, como si lo que me está pasando fuera fruto de un periodo de formación, fruto de las ilusiones y de los sueños que una vez me planteé alcanzar.

Y miro a mi alrededor y me siento distinto, todo cambia como una metamorfosis; poco a poco los escenarios son distintos, mis sentimientos evolucionan al tiempo que mi vida se reorienta hacia un punto cardinal todavía sin identificar... y siento miedo. Pero es un miedo cargado de expectación, es el miedo a lo desconocido, no saber lo que pasará a partir de ahora. ¿Se cumplirá de manera radical eso de "año nuevo vida nueva"? Yo diría que sí, y aunque en el fondo acojone un poco, lo estoy deseando.

Y miro a mi alrededor y me fijo en los que me acompañan, porque aunque la orientación final esté sin definir, afortunadamente no estoy solo, son pocos, pero no estoy solo. Y firmaría ahora mismo por mantener esta situación, porque con compañías como la de ahora ya puede acercarse el huracán Rita que ya no me da tanto miedo...

Con lo simples que somos a veces, lo poco que se exige a los demás, y lo cabrones que podemos llegar a ser sin darnos cuenta... y todo por falta de constancia, no tener detalles y cargarnos sin querer lo que hemos construido con tanto esfuerzo y cariño.

Una auténtica pena... pero seguimos adelante.